Por: Andrés Talero

¿Qué es la felicidad?

“La felicidad es el significado y el propósito de la vida, el fin de la existencia humana”

-Aristóteles-

¿Eres feliz? Es esa una de las preguntas que más nos hemos cuestionado durante nuestras vidas, seamos niños, adultos o personas mayores. ¿Y es que a quién no le gusta ser feliz? Reír un poco, pero… ¿Sabemos qué es la felicidad? o ¿podríamos definirla?

Para puntualizar, podríamos empezar con una de las definiciones que nos deja la Dra. Franchesca, Pilar Galindo, una de nuestras clowns que dice: “La felicidad es un estado interior, es algo que puedes sentir, transformar y vibrar desde adentro. Es ese sentimiento que se despierta dentro de tí, cuando agradeces y te das cuenta de todas las cosas maravillosas que hay en el mundo para tí, que estás vivo. La felicidad no depende de lo que hay afuera, sino al contrario, del estado que tienes dentro de tí, en tu corazón, en tus pensamientos y en tu alma”.

Por otro lado, Ingrid Núñez, psicóloga especializada en pedagogía infantil, afirmó lo siguiente: “Es un estado emocional que se alcanza frente a la satisfacción, frente a la autorrealización, es cuando estás a gusto con lo que has logrado, con metas. Pienso que la felicidad puede alcanzarse en la medida en que tengas claro cuál es tu interpretación sobre ella, es subjetiva, no existe una definición exacta porque todos vivimos realidades y es allí donde alcanzamos o no ser felices”.Con estos testimonios, hemos evidenciado que la felicidad es un bien intangible y variable, pero no lo es todo.

Laura Rincón, estudiante de sociología de la Universidad Nacional (último semestre), manifestó: “La felicidad se construye a lo largo de la historia y va cambiando, en todos los países se vive de diferente manera; tenemos un extracto biológico similar, sin embargo lo biológico juega con lo social para construir formas y emociones distintas. En este momento, es algo que uno tiene que construir, hay muchas creencias que uno tenía cuando era pequeño que se han caído con el pasar del tiempo, entonces es muy difícil saber qué es la felicidad. Podríamos pensar también que es la equivalencia entre la expectativa-realidad, como lo que sueño, lo cumplo. No obstante, en nuestra forma de vivir, nosotros no somos capaces de satisfacer muchas necesidades, o cuando lo hacemos ya queremos algo distinto; en otra época uno podía estar feliz en casa sin necesidad del trabajo, ahora se tiene la idea de que se tiene que tener un trabajo donde seamos felices”.

Al llegar a este punto, lo más conveniente sería definirlo científicamente, esto remontándonos a una de las respuestas que nos da Ingrid, quien fue voluntaria clown por un tiempo en Cali: “El ser humano necesita tener esos momentos de risa, ya que también hay un componente neurológico, hablando desde los neurotransmisores y las sustancias que se liberan cuando hay cosas que me agradan; entonces los chistes, magia, todas estas actividades que activan esa área del cerebro donde me da risa, donde me da placer. Pienso que la felicidad sí es una cura, y psicológicamente el poder aislarse del momento que me agobia, del momento que me da tristeza, el poder poner mi mente en otras situaciones agradables sí es una cura, aporta neurológicamente lo cual hace que haya una reacción en todo el cuerpo”.

Pero para entender un poco mejor esto, veamos cómo funciona lo que llaman “el cuarteto de la felicidad”, lo componen: la endorfina, serotonina, oxitocina y dopamina. Éstas son sustancias químicas que encontramos naturalmente en el cuerpo de los humanos, se encargan de “hacernos felices”. Para empezar, la endorfina es la encargada de estimular la zona del cerebro encargada del placer; además de permitirnos disfrutar la vida, otro de sus efectos es que llega a mitigar la sensación de dolor, por si fuera poco libera hormonas que intervienen en la respuesta sexual, en regular el apetito y fortalecer el sistema inmune.

La serotonina, por su parte, es conocida como la “hormona de la felicidad” debido a que cuando aumentan sus niveles en los sistemas neuronales genera sensaciones de bienestar, relajación, satisfacción, además de aumentar considerablemente la concentración y el autoestima. Para producir esta hormona, nuestro organismo necesita de una sustancia llamada ‘triptófano’, la cual no produce por sí mismo, pero podemos obtener mediante la alimentación.

Desde otro punto de vista, a la dopamina se le atribuyen los sentimientos de amor y lujuria, pues se dice que es la responsable del placer, un dato curioso es que la sustancia se libera cuando se empieza el proceso hacia una meta o cuando se consigue, hasta puede llegar a producirse con una situación de la vida cotidiana (como encontrar una silla vacía en el bus). Entre sus funciones cerebrales podemos encontrar la motivación y recompensa, el sueño, el humor y el aprendizaje, además de ser capaz de regular la presión sanguínea.

Por último, nos encontramos con la oxitocina o también llamada “hormona del amor”, ya que se activa para brindarnos sentimientos relacionados con el cariño, la confianza, fidelidad, bienestar y la calma. Esta hormona normalmente se produce cuando jugamos, hacemos deporte, bailamos, damos un abrazo, besamos o compartimos afecto. Asimismo, según un estudio publicado en 2011 por la obstetra y ginecóloga india Navneet Magon, “la vinculación social es esencial para la supervivencia de las especies (humanas y algunas animales), ya que favorece la reproducción, la protección contra los depredadores y los cambios ambientales, e impulsa el desarrollo cerebral”. Por esto consideramos la oxitocina la más importante de las cuatro, debido a su práctica, énfasis en el contacto y relación social.

Para finalizar, podríamos hacerlo con las palabras de Julián Molano, actor y ‘ex-clown’ para la ciudad de Cali: “Yo no sé si cure realmente ciertos padecimientos o enfermedades, lo que sí sé es que lograr que una persona que lleve mucho tiempo hospitalizado, con diferentes patologías, a veces complicadas; lograr sacarle a una persona de estas una sonrisa, lograr que esté de pie por unos minutos, o que se haya olvidado por unos minutos de su padecimiento, ya es un logro, eso me parece lo más bonito. De cierta manera uno alejándose, o no estar cavilando, o pensando en su padecimiento, eso ya es una cura”.

En conclusión, hemos visto que la risa sí es una cura, sí puede llegar a ser una medicina y resulta muy positiva para la interacción social humana, hasta para realizar ciertos procedimientos orgánicos de la mejor manera, como dormir, comer, expresarse, entre otros. Por esta razón es que la Doctora Clown cree en ti, en tu capacidad para sanarte a partir de tu sonrisa, cree en tu capacidad para crear tu felicidad.